No sabía que llegaría el día donde los gorriones corren el riesgo de desaparecer y las burbujas pueden durar más de un instante.
La vida hace que uno se cruce a la hora precisa y en el momento indicado con aquello que anhela y que por no poderlo esperar lo transforma en utopía. La felicidad es volátil, por eso no se la puede atrapar.
Yendo y viniendo uno llena el vació que deja la soledad cuando se la piensa… y cuando se la siente no se puede hacer nada por mas que vayas y vengas.
¿Por qué le damos tanto poder a lo que nos causa tanto dolor?

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Los traumas son esa sucesión de imágenes que no paran de repetirse ignorando el paso del tiempo. Más que imágenes te diría huellas. Pocas son las veces que se ve lo que esta detrás. Hay trazos intrigantes. Casi nunca las ausencias son tranquilizadoras. Hay cosas ocultas y algo desnudas que se disfrazan. Lo que ves es un simulacro. La muerte se muestra pero no se deja ver. Todos somos parte de un engaño. Ahí donde la mano habla el ojo escucha. Las cosas desaparecen cuando se las deja de nombrar.
(a veces somos parte de una multiplicacion, a veces una suma, a veces una resta y a veces damos igual)

dejando de suponer...

Dejé de suponer que el otro sabe, que comprende y entiende. Dejé de pensar que porque uno lo diga el otro se entera. Dejé de esperar las peras que el olmo no da. Dejé de quedar expuesta. Dejé de dar por dar. Dejé de pensar en el tiempo cronológico entendiendo que no hay lógica en las cosas que pasan por pasar. Dejé de suponer que hago falta, que no solo puedo no hacer falta, también puedo faltar. Dejé de regodearme con historias que me llenan la memoria y no se donde guardar. Dejé de suponer que alguien crece porque tiene más edad. Dejé de enamorarme del amor apostando a un encuentro más real. Dejé de desviar los sentimientos que te comen por dentro y te impiden avanzar. Dejé de confiar en los afectos que se apuran dejando efectos que no tienen porque estar. Dejé de mezclar por mezclar. Dejé de caer en las trampas de las palabras que dan vueltas por no poder negar.